El certamen de Miss Universo ha sido, desde su creación en 1952, un escaparate internacional que combina belleza, carisma y propósito. A lo largo de las décadas, este concurso ha evolucionado reflejando, de manera a menudo polémica, los ideales de belleza que predominan en la sociedad global. Pero, ¿qué representan realmente estos estándares en el certamen, y cómo están cambiando en un mundo donde las nuevas generaciones redefinen lo que significa ser “bella”?
Miss Universo fue creado originalmente como una plataforma para promover la moda y los productos de las marcas patrocinadoras. Sin embargo, bajo la dirección actual de Anne Jakrajutatip, una empresaria transgénero tailandesa, el certamen busca posicionarse como un movimiento de empoderamiento femenino y diversidad. La misión principal ahora es encontrar a mujeres que, además de ser hermosas, sean agentes de cambio con impacto social positivo.
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Los pilares del certamen giran en torno a la inteligencia, la elegancia, la oratoria y los proyectos de impacto social. “Miss Universo no es solo un concurso de belleza, es un escenario para voces femeninas poderosas”, mencionó Jakrajutatip en una entrevista reciente.
Durante décadas, Miss Universo ha presentado un estándar de belleza que, aunque impresionante, se ha considerado limitado: mujeres altas, delgadas, con rasgos simétricos y una personalidad que equilibra carisma y decoro. Este modelo tradicional ha sido criticado por promover una imagen de perfección poco realista, excluyendo a mujeres con cuerpos, razas, edades o capacidades diferentes.
Sin embargo, los estándares han comenzado a abrirse. Ejemplo de ello es Harnaaz Sandhu, Miss Universo 2021, quien destacó no solo por su porte sino por sus discursos sobre la importancia de la autoestima. También es notable la coronación de Zozibini Tunzi en 2019, quien rompió esquemas con su cabello natural afro y su enfoque en temas de igualdad racial y género.
Las nuevas generaciones, particularmente los Millennials y la Generación Z, han influido profundamente en cómo se perciben los certámenes de belleza. En una era donde el movimiento “body positive” y la inclusión son fundamentales, muchos jóvenes consideran que la belleza no debe estar ligada a estándares fijos. Para ellos, las historias de vida, la autenticidad y la conexión emocional son tan importantes como la apariencia física.
Miss Universo ha respondido a estas expectativas incorporando reglas más inclusivas. Desde 2023, mujeres casadas, madres y transgénero pueden participar, una decisión que rompe con tabúes históricos y refleja una aceptación más amplia de la diversidad femenina.
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“Los certámenes no pueden ser ajenos a los cambios sociales; deben ser una plataforma que celebre la pluralidad”, opinan expertos en cultura contemporánea. Sin embargo, este cambio no está exento de críticas, ya que algunos sectores consideran que el certamen pierde su esencia tradicional.
La evolución de Miss Universo demuestra que los estándares de belleza no son inamovibles. Con una dirección que apuesta por la diversidad y el impacto social, el certamen está en camino de transformarse en un espacio que celebra todas las facetas de la mujer moderna.
En palabras de Jakrajutatip: “El futuro de Miss Universo no es encontrar a la mujer más bella, sino a la mujer que inspire más esperanza”.
Con un mundo en constante cambio, el certamen tiene la oportunidad de liderar una conversación global sobre la verdadera definición de belleza, reflejando no solo las caras de las mujeres, sino sus historias, sueños y contribuciones a la sociedad.
¡Como expertas! Claudia Lizaldi y Andrea Noli en 100 Mexicanos