AHH.. PERO NOS URGÍA CRECER

Fernanda Mexía
Opinión
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El alza de precios es un fenómeno que no nos deja de sorprender. Apenas en la semana fui a hacer mis compras rutinarias al supermercado. En realidad no compré mucho ya que a falta de carrito (había mucha gente), tomé una de las canastas pequeñas...Fui llenándola con algunas frutas, verduras, lácteos, quizás una carne para complementar, y alguno que otro gusto culposo… Todo cabía perfecto en la canasta... Pero fue al momento de pagar en caja cuando me sorprendí por el monto total… Reviso el ticket y pues no, no me cobraron de más, la cruda realidad es que hoy todo es más caro.

Me atrevería a asegurar que todo el que lea esta columna estará de acuerdo con esta afirmación. Todo es más caro.

Pongamos de ejemplo el precio de la tortilla.. Empezó subiendo unos centavos, en marzo un pesito más, en julio dos o tres más. Hoy, a diferencia del mes de enero del año presente, cuesta en promedio un 11% más a nivel nacional. Desde luego las familias mexicanas están preocupadas por esta situación, pero también lo están los mismos tortilleros, pues venden menos. Hay gente que llega a pedir la tortilla por precio, y no por kilo.

Claro, puse de ejemplo a la tortilla porque es uno de los productos más consumidos por las familias mexicanas, pero la naranja también subió de precio, el huevo subió, la carne de res y de cerdo, la cebolla, el aceite, el aguacate.. ¿Seguimos? Y estoy hablando solo de productos de la canasta básica.

La cadenita de alza de precios es, por ahora, imparable. Y es que de acuerdo con el Índice Nacional de Precios al Consumidor dado a conocer por el INEGI, la inflación general en el país se encuentra en 8.15%.. La más alta desde el año 2000, cuando llegó al 9.12%.

Ni hablar, no es un fenómeno aislado, ni particular de nuestro país… Son tantas las causas que hacen que hoy la vida sea más cara que a veces es mejor solo pensar a quien, o a qué le acabamos echando la culpa y terminar platicándolo en la mesa durante la comida.

Irónicamente, salía del supermercado y me llegaba el pensamiento a la cabeza de cómo, desde chiquita tenía tanta prisa por crecer, por independizarme, por tomar mis propias decisiones y comprar mis propias cosas. Vaya, cuántos consejos le hubiera dado a la Fernanda del pasado. Sin embargo es la realidad que nos toca vivir. Nos toca esperar a que esos subsidios tan platicados a la energía, a los combustibles se vuelvan una realidad, esperando a que el apoyo al campo mejore nuestra realidad… Esperar a que pronto, con lo que pagué el ticket de lo que llené mi canastita, me alcance para pagar un carrito grande en el supermercado.

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