La Cuaresma inició el pasado Miércoles de Ceniza, y ahora ‘corren’ los 40 días previo a la Semana Santa, en el que se recuerda La Pasión de Cristo, sobre todo su Viacrucis, en el que un nombre resuena: La Verónica. Esta mujer tuvo un pequeño, pero significativo papel en el camino al calvario.
El Viernes Santo es el día en el que diversas religiones, principalmente la Iglesia Católica, conmemoran la crucifixión, en la que Cristo fue azotado, coronado de espinas y finalmente obligado a cargar una cruz en la que pereció a las 3:00 de la tarde, de acuerdo con los Evangelios.
Durante ese camino al Monte Calvario (llamado también Gólgota), es que La Verónica hace su efímera pero significativa participación, y cuyo resultado permanece actualmente custodiada por una escultura de Francesco Mochi, en la Basílica de San Pedro.
La Verónica y la Crucifixión de Jesús
De acuerdo con lo descrito en las Sagradas Escrituras, Cristo ya había sido ultrajado con azotes, burlas y la corona de espinas, cuando le cargaron con una cruz, hacia el Gólgota, en el camino, apareció una mujer que lloraba de tristeza por lo que veía.
De acuerdo con el texto de la Sexta Estación del Viacrucis, se cuenta que La Verónica iba siguiendo a Jesús, junto con otras mujeres que sufrían por el dolor de ver al ‘Hijo del Hombre sacrificarse por los pecados del mundo’.
Asimismo, se menciona que ella lo alcanzó y le dijo que deseaba enjugarle el sudor y la sangre, a lo que Cristo se lo permite, posando posteriormente la tela en el rostro de Jesús, y luego, tras separarla de él, quedó impresa la cara de Cristo en dicho paño.
Luego, un soldado la corrió: ‘¡Fuera de aquí, mujer!, le gritó, mientras la apartaba de un golpe. Ella corrió a un lado apretando la tela en su pecho mientras lloraba, pero, al desdoblarla, vio el Santo Rostro, con una leve sonrisa, reconociendo el milagro.
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