El 2 de febrero en México no solo marca la continuación de las festividades relacionadas con la Rosca de Reyes, sino que también celebra el Día de la Candelaria , una fecha arraigada en tradiciones católicas que va más allá del delicioso mundo de los tamales.
Tradicionalmente asociado con el consumo de tamales, el Día de la Candelaria tiene una dimensión más profunda al estar dedicado al Niño Dios. Aquellos afortunados que encuentran al Niño Dios en la rosca de Reyes asumen la responsabilidad de pagar los tamales, marcando así un gesto de buena fortuna.
Sin embargo, la celebración no se limita a este pago simbólico. El 2 de febrero es el día en que el Niño Dios debe ser vestido y arrullado, una tradición que varía según los años que ha estado en la familia. Para aquellos que se enfrentan a esta tarea por primera vez, aquí está la guía sobre cómo elegir la vestimenta adecuada.
Según la comunidad de la Iglesia Católica en México, el 2 de febrero es una celebración digna para el Niño Dios. Además de seleccionar su atuendo, es crucial llevarlo al templo para recibir bendiciones, siguiendo la tradición que establece la Ley Moisés para la purificación y presentación del bebé a los 40 días de nacido.
El ritual de bendecir al Niño Jesús es un acto de devoción y gratitud por las bendiciones familiares. La festividad de la Candelaria fomenta momentos de alegría y convivencia, donde se comparte la comida y se fortalecen los lazos familiares.
Para Saúl Uribe, reconocido como el ‘Sastre del Niño Dios’ en la CDMX, existen tres fases que el Niño Dios debe cumplir al unirse a una familia. Cada etapa se elige según la edad del Niño Jesús, ya que con el tiempo, el pequeño va creciendo.
En 2023, la Arquidiócesis de Puebla estableció pautas para la vestimenta del Niño Dios, indicando que debe vestirse con atuendos propios de un niño. El respeto hacia la imagen es fundamental, evitando considerarlo como un juguete o muñeco. Cualquier falta de respeto se percibe como sacrilegio, perdiendo así la bendición asociada.
La Candelaria es, por lo tanto, una celebración llena de significado, fusionando tradiciones culinarias y espirituales que reflejan la riqueza cultural y religiosa de México.