El Papa Francisco, quien falleció este lunes 21 de abril del 2025 a la edad de 88 años, ha elegido la Basílica de Santa María la Mayor como su lugar de sepultura, en un gesto que refleja su profunda devoción a la Virgen María y su estrecho vínculo con el icono de la ‘Salus Populi Romani’ que allí se custodia. Esta decisión, en lugar de la tradicional cripta vaticana, revela la importancia que el pontífice argentino otorgaba a esta imagen mariana, a la que confió su pontificado.
La ‘Salus Populi Romani’ es una de las vírgenes más veneradas por los romanos, considerada protectora de su salud. Se trata de una representación bizantina de María con el Niño sobre un fondo dorado, cuya creación, según la tradición, se atribuye a San Lucas Evangelista, patrón de los pintores.
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A lo largo de sus más de doce años de ministerio, Francisco demostró una profunda devoción por este icono, al que acudía antes y después de cada viaje apostólico. Esta cercanía se hizo patente el pasado 23 de marzo, tras 38 días de hospitalización por problemas respiratorios, cuando lo primero que hizo al salir del hospital Gemelli de Roma fue dirigirse a rezar ante la ‘Salus Populi Romani’.
Además, este icono fue llevado a la Plaza de San Pedro la noche del 27 de marzo de 2020, cuando el Papa Francisco rezó por el fin de la pandemia de coronavirus ante un mundo confinado, junto al crucifijo de San Marcelo, que salvó a Roma de la peste en 1522.
Esta profunda devoción motivó la decisión de Francisco de no ser sepultado en la cripta de San Pedro del Vaticano, como su predecesor Benedicto XVI, sino en una pequeña capilla de Santa María la Mayor.
¿Dónde está situada y cómo es la Basílica de Santa María la Mayor?
Situada en la colina romana del Esquilino, Santa María la Mayor es una de las cuatro basílicas papales de Roma, junto con San Pedro del Vaticano, San Juan de Letrán y San Pablo Extramuros. Se trata de una iglesia antiquísima, cuyos orígenes se remontan a los primeros cristianos, aunque su apariencia y estilo arquitectónico han evolucionado a lo largo de los siglos.
La basílica, según la tradición romana, fue fruto de un milagro: la Virgen se apareció en sueños a una rica familia patricia romana y al Papa Liberio en el año 352 d.C., indicando el lugar donde debía construirse un templo en su honor. Al despertar, un 5 de agosto, una nevada cubrió la colina del Esquilino, marcando el lugar donde se erigió la primera iglesia. Cada año, en esa fecha, Roma recrea la nevada milagrosa con pétalos blancos o copos artificiales.
Aunque la Basílica de Santa María la Mayor conserva su estructura original paleocristiana, su arquitectura ha incorporado diversos estilos a lo largo del tiempo, culminando en la actual fachada barroca del siglo XVIII.
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El templo también tiene fuertes vínculos con la Corona Española, especialmente desde que el Papa Alejandro VI encargó su artesonado con el primer cargamento de oro llegado de América por decisión de la reina Isabel La Católica. Una estatua del rey Felipe IV se erige en su entrada, recordando su papel como benefactor. En 1953, el Papa Pío XII reconoció los “privilegios honoríficos” de España en favor de la basílica. Los reyes Juan Carlos I y Sofía visitaron el templo en 2018.
La elección de la Basílica de Santa María la Mayor como lugar de sepultura del Papa Francisco refleja su profunda conexión espiritual con la Virgen María y su deseo de reposar en un lugar cargado de historia y significado para la fe católica.
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