Dalma Maradona, hija de la leyenda del fútbol argentino Diego Armando Maradona, testificó de manera contundente este martes por primera vez en el juicio que busca determinar la responsabilidad de siete profesionales de la salud en la muerte de su padre.
La hija del ex astro del futbol no dudó en señalar directamente al equipo médico a cargo de los cuidados de Maradona y reveló las paupérrimas condiciones en las que se encontraba la vivienda donde falleció el ídolo, describiéndola con dureza: “El lugar era un asco, había olor a pis, la cama que tenía era un asco”.
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Visiblemente afectada, Dalma, la mayor de las dos hijas que Maradona tuvo con Claudia Villafañe, detalló ante el tribunal las condiciones insalubres de la habitación en la localidad de Tigre, provincia de Buenos Aires, donde su padre pasó sus últimos días tras una cirugía en la cabeza. “Había un inodoro portátil, estaba ese panel que habían puesto en las ventanas para que no hubiera luz, y una puerta corrediza. La habitación era horrible”, sentenció.
¿Cómo estaba la casa en la que Diego Armando Maradona pasó sus últimos días y murió?
La crudeza del testimonio de Dalma Maradona no se detuvo ahí. “No había baño cerca y la cocina era un asco. No me consta que hubiera habido una persona que se encargara de la limpieza”, añadió la hija de 38 años, convirtiéndose en la segunda de las hijas de Maradona en testificar, tras la declaración de Jana Maradona semanas atrás.
la hija de Diego Armando Maradona también hizo hincapié en que la internación domiciliaria, elegida en lugar de un centro médico, no cumplió con las condiciones que los propios médicos les habían prometido. Según su relato, Leopoldo Luque, el médico de cabecera de Maradona, les aseguró tras la operación que “la única posibilidad era una internación domiciliaria con aparatología médica, todos los médicos, ambulancia afuera”.
Con frustración, Dalma afirmó: “Y eso nunca sucedió. A nosotros nos prometieron una internación domiciliaria que nunca sucedió”, cuestionando directamente el accionar de Luque: “Siendo su médico de cabecera, yo pensé que él iba a hacer lo mejor para mi papá, (…), confié en la palabra de su médico”.
Con la voz quebrada por la emoción, Dalma Maradona también recordó la última vez que vio a su padre, el día de su fallecimiento. Relató entre lágrimas cómo lo encontró tapado con una sábana, describiendo su estado físico: “la cara muy hinchada, las manos muy hinchadas, la panza, el cuerpo”.
El testimonio de Dalma se suma al de Víctor Stinfale, exabogado y amigo cercano de Maradona, quien también declaró previamente en la audiencia, cuestionando las condiciones de la internación domiciliaria y el rol de Leopoldo Luque. Stinfale fue categórico al asegurar que los médicos “se preocuparon por la adicción de Diego Armando Maradona y no se preocuparon por el corazón”, sugiriendo una negligencia en el tratamiento de la salud cardiovascular del astro.
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“En la teoría tenía un médico para esto, un médico para lo otro y Luque que ayudara si los médicos no cumplían su objetivo. Con un poquito de eso creo que se hubiera salvado”, declaró Stinfale.
En este juicio, además de Leopoldo Luque, se encuentran imputados la psiquiatra Agustina Cosachov, el psicólogo Carlos Díaz, la doctora y coordinadora de la empresa Swiss Medical, Nancy Forlini, el médico Pedro Di Spagna, el coordinador de enfermeros Mariano Perroni y el enfermero Ricardo Almirón. La enfermera Gisela Madrid también está procesada, pero enfrentará un juicio por jurados tal como lo solicitó.
Los jueces Maximiliano Savarino, Verónica Di Tommaso y Julieta Makintach tienen la ardua tarea de determinar si siete de los ocho acusados son culpables del delito de homicidio simple con dolo eventual, un cargo que podría acarrear una pena máxima de 25 años de prisión.
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