Siempre me han dicho mis mayores que cada año que vivimos pasa más rápido que el anterior. Y vaya que tienen toda la razón. El 2022 se fue como agua literalmente y sin duda que nos ha dejado grandes enseñanzas, experiencias, alegrías, emociones y por supuesto algunos sinsabores. Ahora, que iniciamos esta nueva etapa, es un buen momento para reflexionar acerca de lo que nos propusimos en estas mismas fechas, revisar cuáles de nuestras metas alcanzamos y cuales objetivos aún quedan pendientes.
El 22 fue un año intenso como pocos. Aquí en Quintana Roo tuvimos elecciones y cambios de gobiernos estatal y municipales que bien podríamos catalogar como históricos. Por primera vez una mujer está al frente de la administración estatal y la mayoría de los municipios están ahora dirigidos por representantes del mal llamado sexo débil. La mano femenina está rompiendo los esquemas y hasta ahora el balance parece positivo. Ojalá que así continúe.
Rompimos el récord de visitantes con la pasajera “30 millones” hace apenas unos días en el aeropuerto internacional de Cancún. Los hoteles están a reventar incluso en la zona sur. Las obras de infraestructura avanzan a paso veloz como en el caso de la remodelación del boulevard Colosio, aunque en ocasiones las cosas se han salido de control y ha sido necesario revisar los protocolos.
En otros temas, vivimos intensamente un mundial de fútbol a pesar de que nuestra decepción nacional hizo el ridículo pero creo sin temor a equivocarme que vimos la final más emocionante de todos los tiempos. De este año que se fue, entre los momentos más tristes sin duda, habría que señalar la inesperada partida de Luis Alegre Salazar murió muy joven y muchos lo vamos a extrañar. Pero la vida sigue y hay que ver siempre hacia adelante.
Así pues, iniciamos el 2023 con renovadas energías, con el deseo de prosperidad para todos. Que Quintana Roo siga avanzando, que la salud nos acompañe y que las alegrías llenen plenamente nuestras vidas y nuestros corazones.
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