¿Pueden las olas del mar congelarse? Un análisis científico REVELA la respuesta

Las bajas temperaturas tienen la capacidad de transformar paisajes de manera sorprendente, desde céspedes cubiertos de escarcha hasta majestuosos picos nevados. Recientemente, en la provincia de Tierra del Fuego, Argentina, se presenció un fenómeno inusual que captó la atención mundial: olas del mar aparentemente congeladas. Esto ha generado curiosidad sobre la posibilidad de que el océano se congele debido al frío intenso.

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La imagen de las olas congeladas en Tierra del Fuego ha suscitado mucho interés, pero ¿realmente se congelaron las olas? Jorge Rabassa, doctor en Geología y miembro de varias academias científicas, proporciona una explicación más precisa de este fenómeno.

Según Rabassa, lo que se observó no fueron olas congeladas en sí, sino un fenómeno climatológico común en regiones extremadamente frías.

Al golpear la costa, las olas salpican gotas de agua que, combinadas con los fuertes vientos de la región, son llevadas a través del aire frío. Estas gotas, que ya están cerca del punto de congelación (0 °C), atraviesan temperaturas extremadamente bajas, entre -10 °C y -20 °C, lo que provoca que se congelen rápidamente al impactar sobre superficies heladas o en el mismo sustrato de la playa. Así se forman crestas alargadas en la dirección del viento, acumulándose y dando la falsa impresión de olas congeladas.

La respuesta es sí, el océano puede congelarse, pero no en cualquier lugar. Según el Servicio Nacional Oceánico de Estados Unidos, el agua de mar se congela a temperaturas más bajas que el agua dulce debido a su contenido de sal. Mientras que el agua dulce se congela a 0 °C, el agua de mar lo hace a aproximadamente -2 °C.

Para que el mar se congele, se necesitan temperaturas del aire extremadamente bajas, entre -20 °C y -30 °C, que permitan que las moléculas de agua en la superficie del mar se congelen y se unan para formar una cubierta de hielo continua. Estas condiciones deben mantenerse durante un tiempo prolongado y el mar debe estar relativamente tranquilo, ya que el oleaje impide la formación de hielo superficial.

En Argentina y el resto de Latinoamérica, estas condiciones no se dan. Lo que se puede observar son pequeñas acumulaciones de hielo en charcos y depresiones costeras de poca profundidad, pero nunca una congelación extensiva del mar. Sin embargo, en la Antártida, el mar sí se congela, formando capas de hielo que pueden alcanzar varios metros de espesor.

El fenómeno observado en Tierra del Fuego, Argentina, donde se vieron olas aparentemente congeladas, es un ejemplo de cómo las condiciones extremas pueden crear ilusiones sorprendentes en la naturaleza. Aunque el océano puede congelarse bajo condiciones adecuadas, las observaciones en esta región se deben a la rápida congelación de gotas de agua en el aire frío y no a la congelación del mar en sí.

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